domingo, 20 de abril de 2014

MetroWay


No hay hora fija para embarcarse al paseo que cruza integro toda la ciudad.  Con lujo de detalles lo sabe Jorge, quien amanece y anochece en los articulados y alimentadores de la MetroWay.  Su transporte de moda, mas bien en boga diría el, ya que con frecuencia encuentra a los mas diversos personajes sacados de historietas aun no publicadas. 

Jorge me cuenta un dato interesante, perplejo comenta que en cada "estación" o parada es una lotería del amor, diversos rostros, cuerpos, personalidades, sonrisas, poses, escotes, tacos, lo van cautivando al punto de casi perder el próximo trasbordo.  La belleza es exótica, la mujer coqueta y atrevida - no habla de un mundo paralelo - mientras colecciona números para aumentar sustancialmente sus contactos en whatsapp y obviamente consolidar sus posibilidades de ser un don Juan.

El recorrido transcurre con normalidad por lo menos por el momento, la exclusividad de la vía lo transporta a su niñez, a las calles de su natal comuna donde recuerda eran un punto en el mapa del olvido y sus vías muy lejanas al concreto eran privilegio solo de los transeúntes .  La melaconlia lo invade, pues hace mas de 2 décadas que no visita a los suyos, dice que el vivir en una ciudad grande lo consume.

Suena por los parlantes de la metro "Cuando pienses en mi" y le vuelve la sonrisa, se pone "once" y orgulloso dice que Napolitano es su pana de chupa y que algunas veces se lo ha topado en los recorridos, que incluso le ha ayudado a componer en uno de los 35 asientos, hay mucha inspiración en el ambiente, sobre todo la "viveza criolla".

Jorge se concentra, deja de volar por un momento y aterriza.  Grita con emoción ahí viene el articulado del "romance".  Un carro con capacidad para 170 pasajeros que lleva mas de 250.  Las parejas no pueden estar mas cerca, los cuerpos se conectan, las caricias llegan hasta así no las pidas, las sonrisas te las regalan, todos ellos son unos galanes y todas ellas unas divas. El calor agobia, la temperatura aumenta, pero eso no es importante.

Nos pregunta Lainez, apellido de nuestro guía turístico que si escuchamos alguna vez la historia del "choque" en este servicio de transporte.  Pues revisando los archivos le comente que efectivamente si había conocido de algunos accidentes por imprudencia de carros livianos o motorizados.  Suelta la carcajada, nuevamente llena su pecho de orgullo y con un acento que no es guayaco exclama yo estuve en el lugar de los hechos.

Parame bola!!!!  que te voy a dar el dato comenta Jorge, esa tarde tipo 13:45 unas jovencitas bien agraciadas con un lindo uniforme se subieron con unos pelados y se sentaron al final del carro.  Ellos pusieron una música chevere en sus celulares y comenzaron a improvisar un baile un chance erótico para mi gusto pero yo no soy nadie para juzgarle, el show estaba bueno, allá las autoridades y sus padres, tu sabes como es la juventud de ahora, mientras nosotros jugábamos al pepo y trulo, estos juegan con las "muñecas"

Mi amigo parece estar en todos lados, no se pierde ninguna y los problemas de la rutina no le afectan en nada, su chirez es secundaria, su alegría es el legado o la única herencia que le dejara a sus hijos en caso de tenerlos. 

Continua y me pregunta, has escuchado de las troncales??? ahí todos somos panas, aunque no respetemos las filas, pero te juro, uno puede llegar hasta sin billete y siempre la gente te presta los 25 centavitos mágicos, las personas ni te conocen y te tratan como hermano por que te dicen "broder", otros con mas afecto "mi body" y otros mas transtornados "mi bodycito" sin duda somos la gran familia troncalera.

Guayaquil es hermoso desde la MetroWay, comenta mientras suena por los parlantes "Mi linda muchachita" del inigualable Segundo Rosero que de paso es primo en cuarto grado del ilustre Jorge.  Te cuento la plena, hay que poner buena cara siempre, todos los días viajo dos horas de ida y dos de vuelta, aquí suceden cosas que nos cambian la vida, como la volante que me entregaron y por la cual conseguí mi trabajo como estibador en el Puerto. 

Llegamos a la troncal de Bastión Popular y tomamos el ultimo alimentador que nos llevaría hasta Flor de Bastión Bloque 8, nos tomaríamos una cerveza bien helada en la tienda de la esquina en la cual la madrina nos atendió de lujo.  Ya era tarde, yo partí y Jorge se quedo con su felicidad de siempre...

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